Soy una de sus elegidas, aunque haya resistido anhos a este llamado, hoy me rindo enteramente a mi Senhor para hacer lo que El tiene para mi desde siempre.
Soy muy feliz por aceptar ese designio y consagrado mi corazón a su Madre espero serle fiel y perseverar en esta decisión cada día de mi vida.
La verdadera vocación está en comprometerse con algo y es ese compromiso es el que te regala la felicidad.